EL APRENDIZAJE EMOCIONAL DE UNA PANDEMIA
EL APRENDIZAJE EMOCIONAL DE UNA PANDEMIA
Cuando vivimos momentos como el actual el ser humano no puedo por menos que asistir a la repetición manida de palabras y frases. Son repetidas una y otra vez, hasta que, por pura habituación, van perdiendo fuerza. Esto es normal, si no fuera porque, en las circunstancias actuales, al padecer esta habituación entra el desanimo y la desmotivación. Pero hay que seguir diciéndolas. Tanto las de animo, como las referidas a las medidas de higiene y de seguridad.
EMOCIONES, PALABRAS
Si hay algo ancestral son las emociones, y más aún las primarias. Por tanto nos volveremos a sensibilizar para encontrar el sentido profundo que une el significante con el significado. Las palabras no son un mero léxico, son estados de ánimo, pulsiones vitales de la convivencia, trasmisión de emociones. Es cierto que para ello intervienen otras variables como las paralingüísticas, y afortunadamente, estas pueden ejercitarse. En estos momentos, las palabras son vitales para actuar de profilácticos, como las mascarillas, como el oxigeno, incluso a falta de vacunas, como bálsamo del alma. Porque la psicología no solo es, el estudio de la conducta humana, también nos otorga herramientas que nos hacen resilentes, fuertes y decididos.
La propia palabra «psicologia» significa «estudio del alma». Estas palabras reconstituyentes no solo deben hacerse en el contexto social, también en el privado. Que frases y mensajes nos dediquemos a nosotros mismos, que cualidad tengan los diálogos internos en que nos enfrascamos, serán la prueba de que en unos segundos o en unas decimas de segundo, caigamos en la mayor de las frustraciones o en la acción más vitalista y creativa.
EMOCIONES CRITICAS
Uno de los aspectos emocionales más palpables en cualquier pandemia es la sensación de vulnerabilidad. La puesta en escena vírica, es muy dramática. Por eso, tampoco van a desaprovechar esta oportunidad realizadores avispados, como algunos medios de difusión (cada vez son más), para montar el mejor programa de alarma que se les va a ofrecer en décadas.
Aquí se requiere de un proceso cognitivo extra, como un filtro. Pero, de nuevo, se nos pone a prueba las emociones. Estas nos harán flaquear y el filtro dejara de ser racional, para volver al animal. Este complicado equilibrio entre los emocional y lo racional, tambien se puede ejercitar. Es la tan traída “inteligencia emocional”. Quizás, en estos momentos, somos más conscientes del valor añadido que es invertir en estos preceptos: equilibrio emocional, restructuración cognitiva, psicología positiva, etc.
La verdad del sentimiento humano es difícil de descifrar. El lenguaje verbal es digital y puede mover a engaño, el no verbal es analógico, más antiguo, menos perverso. Una mirada, un gesto de ánimo, puede tener fuertes consecuencias positivas. Y si van acompañadas por las palabras mejor.
MENSAJE, REFLEXION
Vivimos un estado de Alarma, que es también un estado del miedo. Su poder sigue actuando sobre esa parte irracional del subcortex, para bien o para mal.
Los efectos del stress postraumático que se vaticinan, los duelos que vivimos y a los que asistiremos, estas separaciones humanas en primer lugar, pero también económicas y de conductas cotidianas, pasaran factura. Pero depende de cada individuo, de cada mente y cuerpo, que esta factura sea digerible. Sera, el aprendizaje emocional de una pandemia.
El apoyo psicológico no estará exento de filosofía. Es la paradoja de volver a herramientas psicológicas donde la línea que separa lo fuerte de lo débil se solapan. Mucha gente se convenció, incluidos profesionales, de que esto no valia de mucho. Sin embargo, ahora, el estado de incertidumbre, de miedo y de alarma, va a requerir de algo más reflexivo. De algo que permute en un aprendizaje que habíamos perdido. Que el ser humano de nuestra sociedad había olvidado.
Qué sencilla es ver alterada la frágil resistencia de la inmediatez.
José Carlos Vázquez Calvo
Nº col. M-17265