La Creatividad Domesticada
LA CREATIVIDAD DOMESTICADA
La creatividad domesticada ha quedado difuminada por la fascinación, la fascinación de lo hueco. Los fastuosos decorados de lo novedoso deslumbra para que no resalte lo interno, y se vislumbre, que lo novedoso en la forma es más de lo mismo.
La creatividad es un constructo relativo, y aún más, si el usuario no es un receptor demasiado selectivo. En su definición, entraña lo novedoso, pero todo lo novedoso no tiene porque ser creativo. Lo creativo debe responde a varias premisas: la capacidad de adoptar un punto de vista distinto. La capacidad de desprenderse de una primera idea inicial y empezar a explorar otros caminos. También debe satisfacer los objetivos de creador y las exigencias de los usuarios. Podemos identificar a diferentes tipos de personas creativas: el solucionador de problemas, el artista que crea una nueva obra de arte, sea un cuadro, obra musical, película, o ayude al proceso como en la danza teatro, etc., y las personas que adoptan la creatividad como estilo de vida, siendo creativos en el trabajo, en el hogar y en cualquier parte.
Valorar la creatividad
La creatividad puede ser potenciada o bloqueada de muchas maneras. Los bloqueos perceptivos, Los bloqueos emocionales o barreras psicológicas, Los bloqueos culturales, que se configuran a partir de la exposición a ciertos patrones culturales (por tanto, hay que ser muy valientes para actuar creativamente en una cultura que no promueve los cambios creativos). Los bloqueos ambientales que produce nuestro entorno físico y social inmediato, Los bloqueos intelectuales, producto del conservadurismo y la falta de disposición para utilizar enfoques nuevos.
Si a esto le añadimos la posibilidad de poder manipular la finalidad de la creatividad o al propio creador, los fines no se dirigen a la exploración de nuevos caminos, sino de influir en las personas sobre la tendencia del camino a seguir.
Creatividad domesticada
Para ello sería necesario manipular primeramente las mentes, condicionar su percepción. ¿pero no es esto un objetivo en parte cumplido? Desde diferentes sectores se ha empezado a pergeñar que lo vistoso es en sí un acto creativo. Que ayudar a que nuestra mente no se esfuerce en pensar, va a ser un avance en el disfrute para que lo mediocre y chabacano, tenga su parcela, si no es, que ya ha sido introducido en el ADN de nuestra convivencia.
Lo ingenioso y lo sutil, palidecen ante lo repetitivo, como un mercadillo donde lo fascinante es consumir pero no saborear. Cegados por esta bisutería grandilocuente no vemos el diminuto diamante tan intimo, escondido en los verdaderos creadores.
Y sobre todo, que lo novedoso sea ya un envoltorio que una vez abierto esconda lo más evidente.
Ya proclamaban algunas personas, como Juan Manuel Espina, que el envoltorio esta siendo más importante que el contenido.
Para terminar, en la creatividad se ha levantado un aire oportunista. Esta pérdida de paladar ante los auténticamente novedoso, es muy apreciada por los ventajistas de modas, por los discusos reiterativos sociopolíticos (nada más contrario a lo creativo), por los mensajes manidos y “postureo”, de gurús y coach de medio pelo, por el encumbramiento de que lo “simplista”, que no simple, es una idea genial.
Esperemos que la psicología, la arquitectura, la literatura, la escultura y la pintura, baluartes que se resisten, aunque heridos en sus costados, no terminen de ser devorados por una creatividad domesticada.